Capítulo 814
tenia una hija perdida!
Carol, con las manos temblando de emoción, no podía creer lo que estaba viendo. La sorpresa pronto se torno en pánico. ¿Dónde estaba su hija?
Un “ding‘ la alerto de un nuevo mensaje de video.
Apresuradamente, Carol lo abrió.
Era una grabación desde el interior de un quirófano, donde varios médicos y enfermeros trabajaban alrededor de ella, realizando una cesárea.
Los llantos de los bebés resonaban uno tras otro, ¡cuatro niños habían nacido sanos y salvos!
Cada enfermera sostenía a uno, realizaban el proceso de medición, pesaje, Timpieza…
Pronto, los cuatro pequeñines estaban envueltos y colocados en una incubadora, uno al lado del otro.
Una enfermera comentó, “Tres varones y una niña, todos en buen estado, solo que la niña es un poco más pequeña…”
Al finalizar el video, Carol tardó en recuperarse del shock.
Cuando volvió en sí, estaba llorando desconsoladamente, entre el asombro y la alegría, el pánico y el miedo.
Sí, ¡ella tenía otra hija!
¡Ella y Aspen tenían una hija!
Pero alguien se había llevado a la niña.
Entre lágrimas, Carol intentó comunicarse con la persona del mensaje, pero su visión estaba borrosa por el llanto. Limpiándose las lágrimas con brusquedad y con las manos aún temblorosas, intentó devolver la llamada.
No hubo respuesta, solo otro mensaje:
“Si quieres saber dónde está tu hija, debes divorciarte de Aspen primero.”
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Carol intento llamar nuevamente sin éxito y respondió al mensaje:
¿Quien eres? ¿Por qué te llevaste a mi hija? ¿Dónde está ahora?”
La respuesta fue clara:
“Yo fui quien se llevó a tu hija. Si te divorcias de Aspen, te llevaré con ella. Ella te extraña mucho.”
Carol estaba desesperada, “¡Quiero verla ahora!”
“Entonces ve y divórciate de Aspen. Una vez que el divorcio esté finalizado,
te llevaré a verla.”
Carol no entendía por qué debía divorciarse para ver a su hija, solo quería reunirse con ella inmediatamente.
Le siguieron dos mensajes más:
“Tienes que elegir entre tu hija y este matrimonio.”
“Carol, siempre he estado observándote. Solo tienes un día para decidir.”
El corazón de Carol latía con fuerza. Intentó responder, pero el mensaje no se envió.
Tras advertirle que no le dijera nada a Aspen, el contacto desapareció por completo.
Carol estaba desesperada, dando vueltas con su teléfono en la mano.
No sabía quién era la persona detrás de los mensajes, pero estaba segura de que la información era real.
¡Su hija había sido secuestrada!
¿Quién era esta persona? ¿Era de fiar? ¿Había sufrido su hija?
Las recientes noticias sobre secuestros de niños llenaban su mente de
terribles imágenes.
Carol estaba aterrorizada.
Temía que su hija estuviera en peligro o peor.
Intentó llamar a Aspen para contarle sobre su hija, pero colgó antes de que
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el respondiera, recordando la advertencia.
Era vigilada; si desobedecin, ¿qué le harlan a su hija?
No podía decirle a Aspen.
Pero, ¿cómo encontraría a su hija? ¿Debía divorciarse?
Si se divorciaba, ¿realmente le devolverían a su hija?
No se atrevía a hablarle a Aspen sobre esto, pero tampoco confiaba en el secuestrador.
¿Y si era una trampa para ella y Aspen?
Solo confiaba en Aspen, sus hijos, Tania y Samira.
¿Qué debía hacer?
Carol, que nunca se había caracterizado por su astucia, se sentía totalmente perdida y desesperada, golpeándose la cabeza en su frustración.
Finalmente, se le ocurrió un plan.