El hombre calvo se acercaba paso a paso.
Carol, perdiendo el equilibrio, cayó al suelo.
El calvo, al verla caer, se lanzó sobre ella, aprisionándola contra el piso.
En el contacto cercano, el calvo tembló violentamente, su bestialidad se desató por completo y comenzó a morder el cuello de Carol,
“¡Maldita sea, también estoy desesperado, siento que voy a explotar por dentro! ¡Esta mujer huele divino!”
Con rudeza comenzó a subirle la blusa a Carol, intentando meter su mano bajo su ropa.
Carol, apretando su muñeca con fuerza, rechinaba los dientes de la tensión.
Era una escena demasiado familiar.
¡Seis años atrás, en el aeropuerto, habia sufrido una humillación similar!
En su mente, las imágenes del pasado volvian a reproducirse.
Aquel año, también fue aplastada bajo el peso de un hombre que no se contuvo a pesar de sus súplicas.
Aquel año, él la penetró de golpe, causándole tanto dolor que perdió el conocimiento.
Aquel año, bajo él, sufrió una tortura que la llevó a desmayarse una y otra vez, sintiendo sus huesos aplastados.
Aquel año, perdió su honor, fue etiquetada con nombres deshonrosos y su vida se desplomo.
Aquel año, tuvo que huir de su tierra, sola y embarazada, lavando platos para sobrevivir con lo minimo…
Nunca daño a nadie, nunca cometió un acto tan atroz.
Al regresar, solo queria vivir en paz con sus hijos.
¿Era tan dificil cumplir ese simple deseo?
¿Qué mal había hecho en su vida pasada para merecer una existencia tan miserable?
“¡Maldita sea, parece débil pero tiene fuerza! Sujétente las manos y quitenle la ropa, quiero disfrutar de su cuerpo y ver cuán hermoso es en realidad“, gritó el calvo sobre ella.
Al oir la orden, dos hombres Intentaron inmovilizar sus manos.
Otro ya estaba metiendo su mano por su escote…
Carol los miraba con los ojos inyectados en sangre, transformándose en una demonia sedienta de venganza. Con un rugido exclamó, “¡Ustedes me han forzado a esto! ¡Todo es por su culpa!”
Todos se quedaron paralizados.
Antes de que pudieran reaccionar, el calvo se llevó la mano al cuello, sus ojos se abrieron de terror.
“Tú… tú…”
Miró a Carol con pánico, no pudo terminar sus palabras y cayó sobre ella, inmóvil.
Los otros estaban aún más conmocionados, “¡Jefe! ¿Qué te pasa?!”
Carol lo empujó con fuerza y estaba lista para seguir luchando cuando de repente una voz fría resono detrás
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Capitulo 156
de ella,
¿Qué están haciendo aquí?!”
Los hombres se giraron al escuchar el ruido y al ver a la persona detrás de ellos, se levantaron de un salto.
“¿Quién diablos eres tú?”
Aspen no respondió, su mirada estaba fija en Carol, quien yacia desordenada en el suelo. Una oleada de ira lo inundó.
Con los labios apretados y el rostro oscurecido por la cólera, avanzó hacia Carol.
Los hombres fruncieron el ceño y preguntaron,
“¿También eres un enviado de la señorita Aurora?”
Aspen no habló, su rostro se heló con una frialdad intimidante.
Ante la clara hostilidad, uno de los hombres dijo,
“Debe ser un saboteador, ¡vamos!”
Los dos hombres más cercanos se lanzaron hacia él, pero Aspen les agarró las muñecas y con un par de chasquidos, les rompió los huesos.
Los hombres gritaron en agonía,
“¡Ahh, ahh, ahh!”
Los demás quedaron estupefactos y se abalanzaron juntos hacia él.
Y entonces…
¡Crack!
¡Bam!
“¡Ahh!” Los gritos de dolor resonaron por todo el edificio abandonado.