Capitulo 111
Aspen abrió los ojos de golpe y rápidamente agarró la muñeca de Carol.
Pero como en su otra mano tenia un cigarrillo, por Instinto, y para no quemarla, movió esa mano a un lado.
Entonces, Carol aprovechó la oportunidad.
Con una muñeca atrapada por Aspen, ella usó la otra para golpearlo, arañando y mordiendo como una tigresa. Abel y Orion no esperaban tal escena y se quedaron pasmados, “¡Un”
Pasaron varios segundos antes de que Abel reaccionara para separarlos,
“Señorita Carol, cálmese, podemos hablarlo…”
“No te metas donde no te llaman, esto no es asunto tuyol” Orion se levantó y arrastró a Abel hacia afuera. “¿Pero qué haces, Orion? Él y la Señorita Carol…”
“Son asuntos de ellos, no te metas.”
Abel se quedó sin palabras.
Después de sacar a Abel, Orion cerró la puerta con entusiasmo y le ofreció un cigarrillo,
vamos,
“Aspen es un hombre de verdad, no le tiene miedo a una mujer, él puede manejar esto, no te preocupes, var fúmate un cigarrillo conmigo.”
Abel se quedó en silencio, “Aspen llamó a la Sra. Fuentes para que te regañara, y tú usas a la Señorita Carol para vengarte de Aspen, ¿pero ustedes no son amigos? ¿Por qué llevarlo tan a pecho?”
“¿Qué dices? Eso es descaradamente parcial. ¿Aspen es tu amigo y yo no?”
Abel no pudo más que callarse, claro que no era lo mismo, Aspen era su amigo, y también su jefe, un amigo de verdad,
Orion continuó, “Además, entre nosotros se cuentan las verdades, él se burla de que le tengo miedo a las mujeres, que vea lo peligrosas que pueden ser.”
“Pero Aspen tiene mal genio, me preocupa que la Señorita Carol salga perdiendo.”
“Vamos, ¿no ves que esa Señorita Carol no es ninguna bobita? Y aunque Aspen tenga mal genio, él es justo. Si hay que culpar a alguien, seguro será él.”
Abel frunció los labios, “Entonces al final, solo quieres ver a Aspen en apuros.”
“Mira, eres un ingenuo, diciendo la verdad a la cara.”
En el salón, Aspen ya había controlado a Carol, y estaba furioso,
“¿Estás loca o qué?!”
“¿Quién está loco? ¡Increible que siendo hombre hagas estas cosas! ¿No te da vergüenza? ¿No temes al castigo divino?
¡Usar métodos tan sucios contra una mujer, y atacar a un niño de cinco años! Pensar que cuando recordaba a Miro, incluso sentia algo de compasión por ti, ¡pero ahora veo que te lo mereces!”
Hoy, cuando Rufina hablaba de los años de sufrimiento, ella realmente había pensado en él.
Rufina tenia a su esposo, mientras que él estaba solo, sin nadie con quien compartir su dolor.
Por un momento, incluso sintió pena por él.
12.39
Ahora, esa pizca de compasión se habla evaporado.
Para obligarla a decir lo que él consideraba la verdad‘, habla secuestrado a un niño de cinco años.
Tratar de esa manera a una mujer, a una madre, era simplemente imperdonable..
¡La justicia no lo permitirial
Te advierto, no me provoques, hasta un conejo acorralado muerde, isi me persigues, acabaré contigo!”
Tu… les que tienes demasiadas sospechasi No es injusto que dude de til”
Jal” Carol se rio de la ira, “Asi que ahora tienes razón, ¿eh? ¿Después de abusar te pones a echar la culpa? Tú… tú… jeres despreciable, te matarél”
Carol estaba tan enojada que intentó golpearlo de nuevo, pero esta vez, Aspen tenia ambas manos sujetas y no podía.
Si no podía pegarle, entonces lo mordería.
Carol lo mordió con fuerza, causando tanto dolor que Aspen cambió el color de su rostro. Con el ceño fruncido, se volteo y la empujó contra el sofá.
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