Capítulo 434
Ledo y Luca, al leer ese mensaje, se pusieron nerviosos. “Hermano!”
Laín, siempre el más tranquilo, respondió:
“Ignóralo, déjalo hablar, no tiene pruebas de que no seamos Ayla. Además, sea como sea, no le afecta en nada. Lo que realmente importa es lo que pasó hace años, no quién lo citó en aquel entonces. Así que, aunque sepa que no somos Ayla, eso no cambiará su decisión de ir al encuentro. Además, estoy seguro de que no lo sabe.”
En ese instante, el teléfono volvió a sonar, otra vez con un número desconocido.
Laín se convenció aún más.
“Miren, está llamando otra vez. Si no contestamos, solo intentará engañarnos más. Si realmente supiera que no somos Ayla, no seguiría llamando.”
Lain colgó nuevamente. Definitivamente, no podían contestar esa llamada porque revelarían quiénes eran.
“Lain, Ledo, Luca, ¿ya se durmieron?”
La voz de Tania llegó desde el otro lado de la puerta.
Las chicos rápidamente guardaron el celular de Ayla y se metieron bajo las cobijas, fingiendo estar dormidos.
Tania abrió la puerta suavemente y entró de puntillas.
Al llegar a la cama, revisó que estuvieran bien tapados y luego se retiró.
Una vez que la puerta se cerró, Laín le susurró a Luca: “Cuando nos vayamos, te quedas a cargo de la madrina.”
“No te preocupes, engañarla es tan fácil como engañar a mamá.”
A las once de la noche, asegurándose de que Tania estuviera dormida, Laín y Ledo se pusieron ropa ligera, tomaron sus mochilas y salieron de la casa
Aspen los esperaba abajo.
Al verlos, las expresiones de los tres variaron.
Aspen y Gael no se sorprendieron, pero Abel estaba completamente impactado.
¿Qué hacían estos dos pequeños afuera a estas horas? ¿A dónde pensaban ir?
Lain y Ledo no sabían que ellos estaban allí. Los niños, con mascarillas puestas, salieron del complejo y tomaron un taxi hacia un hotel.
Antes de subir al taxi, Ledo se giró bruscamente.
Lain le preguntó, “¿Qué pasa?”
Ledo frunció el ceño y miró hacia atrás un buen rato antes de responder, “Nada.”
Después de que el taxi se alejara, los tres hombres aparecieron.
Abel, pensativo, comentó: “No me imaginaba que el hijo de la señorita Carol tuviera una percepción tan aguda. Casi nos descubre. ¿A dónde irán a estas horas?”
Abel encendió el auto con la intención de seguirlos, pero Aspen lo detuvo y se dirigió a Gael.
“Síguelos tú solo. Es mejor perderlos que dejar que nos descubran.”
“Entendido.” Gael se bajó y se fue.
Abel estaba preocupado. “¿Seguro que es mejor perderlos que dejar que nos descubran?, ¿y si los niños se encuentran con algún peligro? No, espera, Gael es muy capaz, ¿cómo podrían descubrirlo?”
Aspen no respondió, solo dijo:
“Contacta a la compañía de taxis, pideles que nos informen del destino de la matrícula.”
Abel, viendo la seriedad en la expresión de Aspen, no perdió tiempo y llamó de inmediato.
Pronto tuvieron noticias.
“¡Hotel Resplandor! Aspen, ¡los niños van al Hotel Resplandor!”
Aspen frunció el ceño. El Hotel Resplandor, propiedad de la familia Prieto.
¿Estos niños iban a buscar a Ayla?
Capítulo 434
“¡Tomemos otra ruta!”
“De acuerdo.” Abel arrancó rápidamente el auto, pero no pudo evitar preguntar, “No sé qué estarán pensando hacer estos niños, ¿deberíamos avisar a la señorita Carol?”
“No hace falta.”
“¿Y si pasa algo, no nos culpará la señorita Carol por no haberle dicho?”
Aspen levantó los párpados y miró a Abel. “Ellos no tendrán problemas, tú sí.”
“¿Eh?”
“Solo maneja.”
Abel,
20
Aunque había estado siempre al lado de Aspen, todavía se sorprendía con sus reacciones, especialmente hoy, debido a su percepción equivocada sobre lo que un niño de cinco años podría hacer.